Islandia (2 de 3)

Continuamos hacia el norte por la 1 y nos cruzamos con una de las más espectaculares visiones que te proporciona este pais, la laguna glaciar de Jokulsarlón.
Uno de los brazos del Vatnajökull, el Breidamerkurjökull, se desliza montaña abajo para alcanzar el Oceano Atlántico, no sin antes deshacerse pedazo a pedazo formando una laguna llena de icebergs. La anchura de este brazo en su llegada al mar es de unos 15.000 metros. Pero si a todo esto le añadimos que está poblado por las simpáticas focas, la experiencia se torna majestuosa.

Abandonamos la 1 para dirigirnos al Parque Nacional de Jökulsárgljúfur. Justo en los límites del parque, se encuentra Dettifoss, la cascada con más caudal de Europa.
Curiosamente, cuando te acercas a la cascada no tienes la sensación de estar cerca de un coloso, hasta que poco a poco te vas dando cuenta de que se precipita por un espectacular cañón que absorbe todo el estruendo.
El parque se basa prácticamente en el que en Islandia llaman el gran cañón del pais.
La mezcla de colores hacen de este sitio un delirio para la vista, lava roja, aguas verdes, negras…


Tras salir del parque, nos dirigimos hacia Húsavík. Esta población presume de ser el lugar donde el porcentaje para avistar ballenas es el más alto del mundo con un 91 % de posibilidades. Pues bien, tras pagar 80 eurazos, nos tocó ese puto 9 %. Sin comentarios y obviamente sin fotos de las ballenas. Rellenamos la despensa y continuamos hacia el sur para llegar a Mývatn, un lago que está considerado como el dorado para los vulcanólogos y los ornitólogos. Es el tercer lago más grande de Islandia y curiosamente su máxima profundidad es de 4 metros. Reykjahlíd, población al norte del lago, es un excelente campo base para esplorar toda la zona. Tras montar la tienda en un macro-camping con unas vistas espectaculares hacia el lago y un campo de túmulos de lava, nos dirigimos al sistema volcánico de Krafla y su espectacular laguna Maar Víti. Antes de realizar el recorrido por el cono volcánico, hacemos una parada en el campo geotérmico de Námafjall Hverir. Fumarolas, olor a azufre, suelo radiante, burbujas de barro gris azulado… en fin el infierno.

Recuperamos la 1 y paramos en Akureyri. Lugar que no nos hizo nada más que confirmar, que Islandia es un pais de paisajes.
De vuelta hacia el sur nos dedicamos a conocer la capital Reykiavik. Ciudad fea y gris, pero con una calle comercial bastante animada. La comida en los puestos callejeros es asequible y de calidad. Visitamos el mercadillo de Kolaportid al lado del puerto y disfrutamos de las maravillosas instalaciones de las piscinas termales de Laugardalur.